El lunes volvimos de Asturias, de visitar a la familia de Dorami. Afortunadamente tuvimos un viaje sin percances y sin que nos parase la Guardia Civil. Digo lo de la Guardia Civil porque he visto expedientes sancionadores por transporte ilegal de mercancías con cantidades inferiores a la que nosotros llevábamos en nuestro C3. Además de las docenas de huevos, las patatas, el vino, la media ternera asturiana (convenientemente troceada y retirados los cuernos, las pezuñas y el cencerro, eso sí), pan de hogaza… traíamos también alguna comida que la madre de Dorami nos había preparado “para la cena”. Entre la comida para la cena había una tortilla de patatas del tamaño de una rueda de tractor, con la cual podríamos haber preparado una especie de fiesta de bienvenida e invitado a todos los vecinos. Dado que veníamos cansados del viaje, pasamos de fiesta, así que nos quedó una generosa porción de tortilla en el frigorífico.
La receta que os traigo hoy tiene su origen en aprovechar esos trozos de tortilla de patata que sobran de un día para otro y se quedan un poco secos. Aunque también se puede hacer con una tortilla de patatas reciente porque queda de rechupete. Nosotros la hemos preparado algunas veces para cenas con amigos, ya que, sorprendentemente, es una receta que no conoce demasiada gente y, además, te permite desentenderte de la cocina mientras estás recibiendo invitados y comiendo aperitivos.
Ingredientes:
- Una tortilla de patatas (¿alguien no sabe hacer una tortilla de patatas?, pues lo siento porque esa receta tendrá que esperar a otra ocasión)
- Media cebolla
- Un diente de ajo
- Un trozo de puerro
- Una hoja de laurel
- Pimienta en grano
- Pimentón dulce
- Vino blanco
- Una cucharada de harina
- Aceite
Elaboración:
Partimos la tortilla en cuartos y la colocamos en el fondo de una cacerola. Lo de partir de la tortilla no es imprescindible pero sí recomendable, porque así quedará mejor impregnada con la salsilla. En la cacerola echamos también una hoja de laurel y unos granos de pimienta.
Cortamos la cebolla, el ajo y el puerro en trocitos y los pochamos en una sartén. Cuando estén listos añadimos una cucharada de harina, un poco de pimentón dulce y el vino blanco y movemos para que se ligue la salsa.
Una vez esté lista la salsa la echamos por encima de la tortilla. La ponemos a fuego medio y dejamos que cueza unos 10 minutos para que se fundan los sabores. Exquisita, ya lo veréis.