viernes, 21 de octubre de 2011

Chopitos encebollados

Hoy tenemos una receta de raigambre portuaria, con chopitos o puntillitas o como se llamen esos calamarcitos pequeños en vuestro terruño. También se pueden hacer con chipirones, que son un poco más grandes y más fáciles de limpiar. 

Ingredientes: 
  • 500 gr de chopitos 
  • Una cebolla 
  • Un diente de ajo 
  • Una cucharada de tomate triturado 
  • Medio vaso de vino blanco 
  • Aceite y sal  
Elaboración: 

Yo, lo primero que hago, es limpiar los chopitos. Les quito, además de todo cuerpo extraño que pueda ir mezclado con ellos, una fina membrana que les recorre de abajo a arriba el capuchón. No hace falta, ya que es muy finita y apenas se nota al comer, pero yo, para según que cosas, soy un poco maniático. 

Cortamos en trocitos la cebolla y el ajo. En una sartén con un poco de aceite los pochamos. Cuando la cebolla esté dorándose añadimos el tomate triturado. Mezclamos bien y lo dejamos un par de minutos más. Luego añadimos los chopitos, el medio vaso de vino blanco y la sal. Dejamos que cueza para que el vino reduzca hasta que no quede líquido y los chopitos queden envueltos en una apetitosa salsilla. 

Como veis otra receta muy sencilla y muy rica. 


Este domingo es la final del Mundial de Rugby entre Nueva Zelanda y Francia. Los All Blacks son los favoritos pero no sería la primera vez que los franceses desbaratan los pronósticos, como, por ejemplo, en las semifinales de 1999, un partido considerado la mejor remontada de la historia del rugby:


Estoy pensando que la próxima receta será en honor de los nuevos campeones del Mundo, pero no tengo muy claro cual podría ser en ninguno de los dos casos. De momento, y a la espera de la final del domingo, os dejo con llas mejores jugadas de la final de la liga europea de rugby league, entre los Leeds Rhinos y los St. Helen's Saints. Atención al primer ensayo de los Rhinos, obra de Burrow: espectacular.


Rob Burrow, medio melé de los Rhinos, fue proclamado mejor jugador del partido. Con su 1,65 m de estatura y sus 66 kg de peso es un jugador de rugby poco habitual.

domingo, 16 de octubre de 2011

Ensalada de alubias con vinagreta de langostinos


Aquí vamos con la segunda receta del día que, como veréis, tiene mucho que ver con la anterior. Esta ensalada es una buena forma de comer legumbres ahora, que todavía hace calorcito.

Ingredientes (para 2 personas):
  • 400 gr de alubias cocidas
  • Una ensalada de langostinos con vinagreta (como la de la receta anterior)

Elaboración:

En el fondo de un cuenco ponéis las alubias cocidas. Sobre ellas echáis la ensalada de langostinos con vinagreta, preparada siguiendo la receta anterior. Mezcláis bien y… ¡tachán! Una ensalada de alubias rica, rica.


Ensalada de langostinos con vinagreta


Hoy voy a daros un par de recetas muy fáciles de hacer y muy relacionadas la una con la otra: esta ensalada de langostinos y la ensalada de alubias con vinagreta de langostinos.

Ingredientes (para 2 personas):
  • 250 gr de langostinos cocidos
  • Un pimiento verde italiano
  • Un buen trozo de pimiento rojo
  • Media cebolla
  • 4 ó 5 pepinillos en vinagre medianos
  • Un huevo duro
  • Aceite, vinagre, agua y sal

Elaboración:

Se cortan en tiras finas los pimientos, la cebolla y los pepinillos y estas tiras se parten en trocitos pequeños. Deberíais tener aproximadamente la misma cantidad de los tres ingredientes. Los langostinos se pelan y se cortan en un par de trozos o tres. El huevo se corta a la mitad y se separa la clara de la yema. La clara se corta también en trocitos y se añade a la verdura cortada. La yema se echa en un cuenco junto con dos cucharadas de aceite, dos cucharadas de vinagre y dos cucharadas de agua y se bate la mezcla hasta que quede prácticamente líquida. Se coloca la verdura picada en una fuente, se coloca sobre ella los langostinos y se añade la mezcla de aceite, vinagre, agua y yema de huevo por encima. Un poco de sal y… ¡ya está! Como veis, un plato muy fácil y muy resultón.

martes, 6 de septiembre de 2011

Sorbete de champán

Para animarnos tras la vuelta de vacaciones vamos a preparar un sorbete de champán, un postre muy resultón a la par que sencillo de hacer. 

Ingredientes (para 8 copas, aproximadamente):

  • Una botella de champán, cava o espumoso.
  • Tres cuartos de litro de helado de limón.
  • Vodka o ron.

Elaboración:

Dicen que para preparar buenos platos hacen falta buenos ingredientes. Si queréis utilizar una botella de Moet Chandon para este sorbete, yo no voy a decir que no os quedará buenísimo, pero sí que me parece un desperdicio. Coger un vino excelente y mezclarlo con un litro de helado es, en mi opinión, una majadería. Yo suelo hacer este sorbete con el cava más barato que encuentro en el supermercado y no creo que se note mucho la diferencia. Eso sí, en el helado merece la pena gastarse un poco más y utilizar un helado de limón que os guste. En una batidora de vaso echáis el champán, el helado y un chorrito de vodka o ron (para darle cuerpo). Se bate bien, de forma que el helado quede perfectamente mezclado con el champán, y ya está. Ya lo habéis visto. Fácil de hacer y riquísimo. Y si no me creéis, mirad al Porco Trufero, que contento está con su copica. 

Animalito…

domingo, 12 de junio de 2011

Risotto con setas y gambas

Hoy me he levantado italiano y musical, así que decidí preparar un risotto para comer. En mi opinión es más sencillo de hacer que la paella, ya que vas agregando caldo constantemente, según te lo pida el arroz, pero también es más trabajoso.

Ingredientes (para dos personas):
  • Dos tacitas de arroz
  • 250 gr de setas
  • 250 gr de gambas
  • Media cebolla
  • Un diente de ajo
  • Un trozo de calabacín
  • Un trozo de queso (el original italiano es con parmesano, pero yo suelo utilizar un queso curado o semicurado que se ralle bien)
  • Un vaso de vino blanco
  • Ocho tacitas de caldo o agua
  • Una cucharada de mantequilla
  • Sal, pimienta blanca y aceite

Elaboración:

El ingrediente más importante de este plato son las setas, que aportarán al risotto su aroma característico. Por eso no es lo mismo prepararlo con champiñones que con boletus. Podéis prepararlo con setas frescas, congeladas o deshidratada. Lógicamente es mejor prepararlo con setas frescas, pero, quitando las setas de cardo, son más difíciles de encontrar. Encontrar setas deshidratadas es bastante fácil en los supermercados, pero a mí no terminan de convencer. Mis preferidas son las setas congeladas. Durante un tiempo vendieron en el Hipercor unos boletus congelados exquisitos, pero, lamentablemente, ya no los encuentro. Desde entonces estoy probando, a ver si encuentro algunas setas que me convenzan tanto como aquellas.

Para preparar este plato, en primer lugar ponemos el caldo a calentar. No tiene que hervir, solo tenemos que conservarlo caliente para cuando lo vayamos añadiendo al arroz. Cortamos en trocitos pequeños la cebolla, el ajo y el calabacín. En una sartén ponemos a calentar una cucharada de mantequilla. Dejamos que se derrita y, si no cubre bien todo el fondo del recipiente, añadimos un poco de aceite. Rehogamos la cebolla, el ajo y el calabacín. Cuando la cebolla empiece a dorarse, añadimos las setas. Un poco después echamos las gambas. Cuando las setas y las gambas estén hechas añadimos el arroz. Lo mezclamos todo y añadimos el vino blanco y un poco de caldo. Salpimentamos. Y ahora viene la principal diferencia del risotto con los arroces típicos de España: cogemos una cuchara de palo y removemos para que el arroz suelte su almidón y la mezcla se ligue. Seguimos removiendo frecuentemente y, si el arroz se queda sin líquido, añadimos un poco más de caldo. Mientras tanto vamos rallando el queso. Continuamos así hasta que el arroz esté prácticamente hecho, entonces echamos el queso y lo mezclamos bien con el arroz. Apartamos la sartén del fuego, la tapamos y la dejamos reposar cinco minutos. Cuando vayamos a servir, volvemos a mezclar un poco y tendremos un risotto al que no le haría ascos ni el mismísimo Franco Napiato.

martes, 17 de mayo de 2011

Arroz con leche

Este es el modo como hago yo el arroz con leche (algunas veces me sale mejor que otras; pero esto supongo que le pasará a todo el mundo…):


En una cazuela se pone un poquito de agua con sal. Cuando rompa a hervir se echa una tacina de arroz por persona. A continuación se añade una cucharada de mantequilla, dos tacinas de azucar (se puede añadir más si os gusta más dulce), una cucharada de anís, entre medio litro y tres cuartos de leche, un palo de canela y una rodajina de limón (con la piel). A partir de este momento, se empieza a revolver con una cuchara de palo y con mucha paciencia. Hay que controlar que no se quede seco y que el arroz no se quede duro. El plato está terminado cuando el grano de arroz está cocido. Es conveniente que se quede bastante líquido (por lo que si fuera necesario podría incorporarse más leche), pues según se vaya enfriando en la nevera siempre se secará un poquitín. A la hora de servir, se puede adornar con canela en polvo por encima (esto a gusto del consumidor).

sábado, 7 de mayo de 2011

Clasificación del vino por su crianza

Posiblemente este artículo debería haber ido después de otro relativo a la elaboración del vino, pero ya que Juan, en los comentarios de “El color del vino”, preguntó por las diferencias entre vinos jóvenes, crianzas, reservas… vamos a ponernos con ello. Para escribir este artículo me he basado fundamentalmente en la legislación española en la materia.

En primer lugar tendremos los vinos que no pasan por barrica o pasan muy brevemente. Según el Real Decreto 1127/2003, de 5 de septiembre, por el que se desarrolla el Reglamento (CE) n.º 753/2002 de la Comisión, de 29 de abril de 2002, que fija determinadas disposiciones de aplicación del Reglamento (CE) n.º 1493/1999 del Consejo, en lo que respecta a la designación, denominación, presentación y protección de determinados productos vitivinícolas, tendremos que:
  • Joven: es el vino obtenido en la misma campaña vitivinícola en la que se etiqueta.
Según la Ley 24/2003, de 10 de julio, de la Viña y del Vino, los vinos de calidad producidos en regiones determinadas pueden clasificarse en:
  • Crianza: para los tintos con un período mínimo de envejecimiento de 24 meses, de los que habrán permanecido al menos seis en barricas de madera de roble de capacidad máxima de 330 litros, y en botella el resto de dicho período, y para los blancos y rosados con un período mínimo de envejecimiento de 18 meses, de los que al menos seis habrán permanecido en barricas de madera de roble de la misma capacidad máxima.
  • Reserva: para los tintos con un período mínimo de envejecimiento de 36 meses, de los que habrán permanecido al menos 12 en barricas de madera de roble de capacidad máxima de 330 litros, y en botella el resto de dicho período, y para los blancos y rosados con un período mínimo de envejecimiento de 24 meses, de los que habrán permanecido al menos seis en barricas de madera de roble de la misma capacidad máxima, y en botella el resto de dicho período.
  • Gran reserva: para los tintos con un período mínimo de envejecimiento de 60 meses, de los que habrán permanecido al menos 18 en barricas de madera de roble de capacidad máxima de 330 litros, y en botella el resto de dicho período, y para los blancos y rosados con un período mínimo de envejecimiento de 48 meses, de los que habrán permanecido al menos seis en barricas de madera de roble de la misma capacidad máxima, y en botella el resto de dicho período.

Según esta misma Ley, los vinos de la tierra (y también los vinos de calidad producidos en regiones determinadas) pueden clasificarse en:
  • Noble: vinos sometidos a un período mínimo de envejecimiento de 18 meses en total, en recipiente de madera de roble de capacidad máxima de 600 litros o en botella.
  • Añejo: vinos sometidos a un período mínimo de envejecimiento de 24 meses en total, en recipiente de madera de roble de capacidad máxima de 600 litros o en botella.
  • Viejo: vinos sometidos a un período mínimo de envejecimiento de 36 meses, cuando este envejecimiento haya tenido un carácter marcadamente oxidativo debido a la acción de la luz, del oxígeno, del calor o del conjunto de estos factores.
La Ley 24/2007 admite que las clasificaciones que fija pueden ser alteradas por las denominaciones de origen. Así una denominación de origen puede aumentar los tiempos de envejecimiento del crianza, reserva o gran reserva para los vinos que pertenezcan a ella.

Por último voy a añadir otro par de definiciones, provenientes del Real Decreto 1127/2003, que pueden aplicarse a vinos con indicación geográfica:
  • Barrica: cuando se emplee o se haga referencia a este término, deberá indicarse en las informaciones relativas al vino en cuestión el período de tiempo, en meses o años, que ha permanecido en tales recipientes de madera, cuya capacidad máxima deberá ser de 600 litros. A pesar de lo anterior, podrá utilizarse la indicación “Fermentado en barrica” siempre que la fermentación del vino haya tenido lugar en los recipientes citados, sin que sea preciso indicar en este caso el período de tiempo de permanencia.
  • Roble: cuando se emplee o se haga referencia a este término, deberá indicarse en las informaciones relativas al vino en cuestión el período de tiempo, en meses o años, que ha permanecido en recipientes de madera de esa especie, cuya capacidad máxima deberá ser de 600 litros.
El artículo ha quedado un poco rollete, admitámoslo, pero, por lo menos, espero haber resuelto las dudas de Juan.

jueves, 5 de mayo de 2011

Emina Verdejo

Tenemos unos amigos, Raquel e Iván, que han tenido hace poco una niña. Cada vez que les decimos que vengan a casa a cenar, nos responden: “Mejor venid vosotros, que, con la niña, es mucho más cómodo”. Iván, además, es un cocinero excelente, viven al lado de casa y los dos son una compañía muy agradable, así que cuando este fin de semana se repitió esta conversación no nos hicimos mucho de rogar.

Como Iván está a dieta, no puede beber vino, y a su mujer no le gusta, así que llevamos una botella para Dorami y para mí. Estuve echando un vistazo en el Supercor y me decidí por un Emina Verdejo que salió a unos 3,50 euros. Estoy experimentando con vinos que están bien de precio y me apetecía dárselo a probar a Iván, que también sabe mucho de vinos (bueno, no puede beber, pero por una copita tampoco pasa nada).

Este vino es un Rueda de las bodegas Emina, de Medina del Campo, que pertenecen al Grupo Matarromera. Está hecho 100% con uva verdejo, una uva que ya sabéis que me gusta mucho, algo que comparto con Iván. A él le gustó la elección, ya que también le había echado el ojo a este vino y le apetecía probarlo.


Pasando al vino, según la información que aparece en la web de la bodega tendremos que:
  • En fase visual es amarillo, pálido con tonos verdosos, limpio y muy brillante.
  • En fase olfativa es franco (o sea, que no se le encuentran defectos), potente y muy afrutado, con expresivos primarios varietales de fruta fresca de la gama del albaricoque, plátano y piña, en perfecta armonía con florales de lavanda y violeta, toques anisados de hinojo propios de la variedad verdejo y tonos de heno y hierba fresca. Iván le sacó un olor a fruta tropical, mango o algo así, y yo me decanto por compartir su opinión.
  • En fase gustativa tiene buena estructura, con una punta de acidez que le da una notable frescura en perfecta armonía (demasiadas “perfectas armonías”, ¿no os parece?) con el alcohol que no destaca, con elegante sensación frutal y un típico amargor final propio de la variedad.
  • Maridaje con pescados blancos, quesos poco curados y carnes blancas. Nosotros lo tomamos con gambas a la plancha y emperador, así que tuvimos un maridaje de lo más feliz.
En resumen, un vino muy rico a un precio bastante majo. Mejor, en mi opinión, que el Adra Verdejo, del que hablamos hace unos días (aunque, claro, también es más caro) y que el Valpincia Verdejo, que también hemos probado en alguna ocasión y que tiene un precio similar.

domingo, 1 de mayo de 2011

Panga con champiñones

El jueves me llevé al trabajo panga con champiñones para comer. La panga es un pescado que ha aparecido recientemente en nuestras pescaderías y se ha convertido rápidamente en muy popular. Es un pescado blanco sin espinas, con una carne similar a la del lenguado pero más sabroso. Se vende en filetes y, normalmente, sin piel. Puede encontrarse tanto fresco como congelado.


Esta receta se puede preparar también con otros pescados blancos como la merluza y la pescadilla.

Ingredientes:
  • Filetes de panga
  • Champiñones
  • Pimiento verde
  • Pimiento rojo
  • Cebolla
  • Guindilla
  • Vino blanco
  • Perejil
  • Harina, aceite y sal

Elaboración:

Se pasan los filetes de panga por harina, se fríen y se reservan. En ese mismo aceite se echa pimiento verde, pimiento rojo, cebolla y un poco de guindilla (yo suelo echar una cayena). Cuando la cebolla empieza a dorarse echamos los champiñones cortados en láminas (los podéis comprar así o cortarlos vosotros). Una vez que los champiñones estén hechos quitamos la sartén del fuego, apartamos la verdura y añadimos el pescado. Cubrimos la panga con la verdura y añadimos un poco de vino blanco y perejil. Dejamos que haga “chup chup” unos minutos y ya está, listo para comer. Facilísimo, como veis.

martes, 26 de abril de 2011

Tortilla guisada

El lunes volvimos de Asturias, de visitar a la familia de Dorami. Afortunadamente tuvimos un viaje sin percances y sin que nos parase la Guardia Civil. Digo lo de la Guardia Civil porque he visto expedientes sancionadores por transporte ilegal de mercancías con cantidades inferiores a la que nosotros llevábamos en nuestro C3. Además de las docenas de huevos, las patatas, el vino, la media ternera asturiana (convenientemente troceada y retirados los cuernos, las pezuñas y el cencerro, eso sí), pan de hogaza… traíamos también alguna comida que la madre de Dorami nos había preparado “para la cena”. Entre la comida para la cena había una tortilla de patatas del tamaño de una rueda de tractor, con la cual podríamos haber preparado una especie de fiesta de bienvenida e invitado a todos los vecinos. Dado que veníamos cansados del viaje, pasamos de fiesta, así que nos quedó una generosa porción de tortilla en el frigorífico.

La receta que os traigo hoy tiene su origen en aprovechar esos trozos de tortilla de patata que sobran de un día para otro y se quedan un poco secos. Aunque también se puede hacer con una tortilla de patatas reciente porque queda de rechupete. Nosotros la hemos preparado algunas veces para cenas con amigos, ya que, sorprendentemente, es una receta que no conoce demasiada gente y, además, te permite desentenderte de la cocina mientras estás recibiendo invitados y comiendo aperitivos.


Ingredientes:
  • Una tortilla de patatas (¿alguien no sabe hacer una tortilla de patatas?, pues lo siento porque esa receta tendrá que esperar a otra ocasión)
  • Media cebolla
  • Un diente de ajo
  • Un trozo de puerro
  • Una hoja de laurel
  • Pimienta en grano
  • Pimentón dulce
  • Vino blanco
  • Una cucharada de harina
  • Aceite

Elaboración:

Partimos la tortilla en cuartos y la colocamos en el fondo de una cacerola. Lo de partir de la tortilla no es imprescindible pero sí recomendable, porque así quedará mejor impregnada con la salsilla. En la cacerola echamos también una hoja de laurel y unos granos de pimienta.

Cortamos la cebolla, el ajo y el puerro en trocitos y los pochamos en una sartén. Cuando estén listos añadimos una cucharada de harina, un poco de pimentón dulce y el vino blanco y movemos para que se ligue la salsa.

Una vez esté lista la salsa la echamos por encima de la tortilla. La ponemos a fuego medio y dejamos que cueza unos 10 minutos para que se fundan los sabores. Exquisita, ya lo veréis.

viernes, 22 de abril de 2011

Fin de semana en Orense

Hace ya varios años que iniciamos las vacaciones de Semana Santa por Galicia, para terminar en mi tierra, Asturias. En esta ocasión nos hemos decantado por la ciudad de Orense. La verdad es que ninguno de los dos teníamos grandes expectativas, salvo la de descansar y disfrutar de la buena gastronomía gallega. Sin embargo, nos hemos llevado una muy grata sorpresa. Llegamos el sábado sobre las tres. Dedicamos la tarde a visitar todo lo que nos íbamos encontrando en nuestro camino: la catedral, con su pórtico policromado, diferentes iglesias, como la de San Francisco, la de la Trinidad o la de Santa Eufemia, las callejuelas del casco histórico… Y de tanto caminar, como no podía ser de otra manera, nos entró apetito. Cenamos en una de las múltiples tascas que se pueden encontrar en la ciudad. No nos pudimos recrear demasiado a la hora de escoger, pues estaba todo repleto de gente (a ello contribuyó que en la televisión ponían un partido de fútbol entre Real Madrid y Barcelona, cuyos enfrentamientos tienen ya más presencia televisiva que el mismísimo Bob Esponja). Para la cena pedimos pulpo, lacón y zorza. Todo ello regado con un vino ribeiro de la zona. Una copichuela y a dormir. Bueno, a ratos, pues a cien metros de nuestro hotel había un concierto conmemorativo de la República y ya se sabe que la gente que conmemora grita mucho… El domingo lo comenzamos desayunando chocolate con churros para coger fuerzas. Luego nos encontró el rastro de la Plaza Mayor en el que se vendían, sobre todo, muebles y objetos antiguos. Resulta entrañable recordar las botellas de sifón o las viejas máquinas de escribir. Tras este momento “retro” pasamos por la oficina de turismo, donde confirmamos que por nuestra cuenta habíamos visto casi todo lo visitable. En este caso el casi fue importante: nos recomendaron “sumergirnos” en el turismo termal. A la ribera del Río Miño se pueden encontrar diferentes termas con agua en torno a los cuarenta grados de temperatura y con efectos curativos para aquellas personas que tengan problemas reumáticos o de la piel, entre otros. Algunas de estas termas son de pago, pero la mayoría son de acceso gratuito. Solo se necesita ropa de baño, ducharse antes de entrar y dejar el estrés en casa. Se puede ir andando, por un paseo peatonal a la orilla del río, o en un trenecillo que sale desde la Plaza Mayor. A Jajaja y a mí nos encantó la experiencia. Nosotros solamente fuimos a las gratuitas, pero nos quedaron ganas de visitar alguna otra, especialmente la terma As Burgas, que está en el centro de la ciudad y en la que algunos días te puedes bañar hasta la una de la madrugada. De habernos enterado antes, nos habríamos dado un baño nocturno el sábado, pues tiene que ser una experiencia única.

Tanto la comida como la cena del domingo la hicimos en el mismo sitio: “Torre das meigas”. El entorno y la ubicación son únicos (al lado de la catedral). Como se puede deducir de su nombre es un restaurante cuyos comedores están ubicados en diferentes alturas. Las vistas son preciosas y la comida no desentona.

Y esta vez sin conmemoraciones, sin estrés y con el cutis estupendísimo, dormimos como bebés. A la mañana siguiente tocaba seguir camino.

viernes, 15 de abril de 2011

Marmitako

Entre las medidas de ahorro que la Junta ha puesto en práctica para disminuir el galopante déficit que tiene, está la de cerrar sus oficinas a las 5 de la tarde. No me voy a extender sobre si la medida es eficaz o no, pero en lo que a mí respecta su aplicación no me ha resultado demasiado satisfactoria. El problema es que, las dos tardes por semana que tengo que venir a trabajar, debería comer en una hora, en vez de las dos que tenía antes. Como en una hora no me da tiempo a ir a casa, comer y volver a la oficina, me toca traerme la comida.

Este miércoles me he traído marmitako para comer. El marmitako es un plato típico de los pescadores vascos y se suele elaborar con atún o bonito, pero se puede preparar con otros pescados. Yo lo he probado también con salmón. Dorami y yo lo estamos comiendo bastante últimamente porque hemos descubierto en Mercadona un atún congelado que sale bastante bueno.

Ingredientes:
  • Una rodaja de atún
  • Una cebolla (o media, si es muy gorda)
  • Un pimiento verde (italiano, de los de freír)
  • Uno o dos dientes de ajo (nosotros, que nos gusta mucho el ajo, le echamos dos)
  • Dos tomates gordos
  • Un pimiento choricero
  • Un par de patatas
  • Caldo de pescado o agua
  • Aceite, sal y pimienta


Elaboración:

Cortamos la cebolla, el pimiento y el ajo en trocitos y lo rehogamos en un poco de aceite. Cuando la cebolla empiece a dorarse echamos el tomate picado (yo lo suelo rallar con el rallador). Cuando veamos que está ya hecho añadimos la patata y el pimiento choricero y lo revolvemos con el refrito.

Podéis encontrar en los supermercados pimientos choriceros secos y también tarritos con carne de pimiento choricero. Los pimientos secos tenéis que hidratarlos en agua, preferiblemente templada, durante varias horas. Los tarros son más cómodos pero se conservan peor. Si os decantáis por el pimiento seco, podéis echarlo en trozos (una vez hidratado, claro) o sacarle la carne con una cucharilla y añadir solo esta parte al guiso.

Echad las patatas triscadas. Lo de triscadas quiere decir que al cortar en pedazos la patata, no cortéis completamente el trozo, romped la parte final. De esta forma la superficie de la patata queda en parte irregular y suelta más fécula, que engorda el caldo.

Echamos el caldo de forma que tape un poco la patata y añadimos sal y pimienta. Dejamos cocer hasta que a la patata le queden unos 10 minutos para que esté bien cocida y, entonces, añadimos el pescado cortado en tacos. Lo dejamos cocer un poco más, los 10 minutos que comentaba antes, y ya está. Un estupendo guiso marinero. Buen provecho.

jueves, 14 de abril de 2011

El color del vino

En la página web del IVICAM, el Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha he encontrado un documento que habla sobre la cata de vinos. En mi opinión es un texto excesivamente extenso y farragoso. Probablemente lo entreguen en los cursos que dan de cata de vinos, porque algunas partes necesitan claramente alguna explicación adicional.

Aun así hay partes bastante interesantes, como la dedicada al color de los vinos, en la que, entre otras cosas, se habla de la evolución del color según la edad que tiene el vino. Aquí os la reproduzco:

 El color de los vinos varía con la edad. En los vinos blancos pueden aparecer colores desde un amarillo pálido casi incoloro, hasta los amarillos oro viejo y ámbar propios de los vinos más evolucionados por la crianza, pasando por los amarillos con tonos verdosos, los pajizos, etc. que están mas relacionados con los vinos jóvenes. Así, el color de un vino blanco se puede definir de las siguientes maneras: blanco, amarillo pálido, amarillo verdoso, amarillo limón, amarillo pajizo, amarillo dorado, amarillento, topacio, cobrizo, caoba, oro, oro pálido, oro verde, oro fino, oro viejo, oro rojo, dorado, rojizo, hoja seca, castaño, madera, ámbar... Dentro de estos matices se puede hablar de ribetes, reflejos o irisaciones como, por ejemplo, amarillo con ribetes verdes.

En los vinos rosados pueden darse los colores rosa pálidos, los frambuesa, los rosa, fresa o carmín, incluso los tonos salmón y anaranjado, pudiendo existir gran riqueza de matices en estos colores claros. Los rosados cuando son jóvenes presentan unos colores mas vivos. Con el tiempo se suele ir perdiendo su bermellón para pasar a colores piel de cebolla y pardos en fase oxidativa pronunciada. En los vinos rosados podría hablarse de: rosa violeta, rosa franco, bermellón, rosa cereza, rosa frambuesa, rosa carmín, rosa amarillo, rosa anaranjado, rosáceo, rojizo, piel de cebolla, anaranjado, salmón...

Los vinos tintos aparecen con una gama muy amplia de colores tonos y matices que varían desde el rojo púrpura o amoratado, en los tintos jóvenes, al rojo cereza o el granate. Seguirían los tonos rubí con reflejos de color teja en los bordes de la copa, más o menos intensos según sea su crianza. Los tonos marrones van sustituyendo a los rojos en los vinos muy viejos. Las palabras mas usadas para definir el color en vinos tintos son: rojo claro, rojo oscuro, rojizo, rojo violeta, rojo cereza, rojo grosella, rojo sangre, rojo ladrillo, rojo anaranjado, rojo amarillento, rojo marrón, carmín, rubí, granate, bermellón, púrpura, violáceo rojo negro, teja, picota y picota madura.

sábado, 9 de abril de 2011

Cuscús con pollo y verduras

Este miércoles preparé para comer cuscús con pollo y verduras. Es un plato fácil y rápido de hacer, que llena bastante pero, al mismo tiempo, tiene poca grasa.

El cuscús (o cous cous) es un plato de la cocina norteafricana hecho a base de sémola de trigo. Se prepara tradicionalmente en una cuscusera, que es un utensilio similar a una vaporera, con un colador sobre la cazuela. En la parte de abajo se prepara una especie de estofado y en la de arriba el cuscús, que será su guarnición. De esta forma el cuscús queda impregnado con los aromas que suben de la parte inferior. Como nosotros no tenemos ni cuscusera ni vaporera lo preparamos de esta otra forma, muy poco ortodoxa, pero que da un resultado que a nosotros nos gusta.


Este plato lleva curry en polvo. El curry es una mezcla de especias típica de la cocina india. Su composición no es fija, sino que cada cocinero suele tener sus propias recetas. De todas formas aquí, en España, lo podéis encontrar ya preparado en la sección de especias de cualquier supermercado. El curry se lleva muy bien con el pollo. Esta afinidad también la explotamos cuando hacemos pollo al curry y pollo con arroz al curry, dos platos que, en algún momento, tienen que aparecer por este blog.


Ingredientes (para 2 personas):
  • 200 gr de pechuga de pollo
  • Un vaso de cuscús
  • Un vaso y medio de caldo de verduras o agua (varía la cantidad dependiendo de la marca del cuscús, esta es la cantidad que yo uso con el de Gallo).
  • Un trozo de cebolla
  • Un trozo de pimiento verde
  • Un trozo de pimiento rojo
  • Un diente de ajo
  • Una zanahoria
  • Un trozo de calabacín
  • Un puñado de pasas
  • Un puñado de piñones
  • Curry en polvo
  • Aceite y sal

Elaboración:

Se corta el pollo en trozos pequeños, que se puedan llevar a la boca con un tenedor. La verdura se pica también fina. Yo le echo siempre cebolla, pimiento verde, ajo y zanahoria. En cuanto al resto, improviso con lo que tengo en el frigorífico: a veces no le añado más verduras, otras le echo además berenjena, otras champiñones… En una cazuela o una sartén honda calentamos aceite y freímos las verduras. En un cacillo aparte calentamos el caldo. Cuando la cebolla empiece a dorarse echamos el pollo. Una vez que el pollo esté hecho añadimos las pasas, los piñones y el cuscús. Revolvemos con las verduras y el pollo, le añadimos el curry y la sal y volvemos a revolver. Entonces echamos el caldo muy caliente y retiramos la sartén del fuego. Dejamos reposar 5 minutos removiendo de vez en cuando para que todo el cuscús entre en contacto con el agua. Mientras reposa podemos probarlo y rectificarlo de curry y sal.

Y ya tenemos un plato que combina un alimento típico árabe con el condimento santo y seña de la cocina hindú. Nosotros solemos acompañarlo con un buen vaso de vino español, consiguiendo un menú tipo Alianza de Civilizaciones… Podríamos pedirle una subvención a Zapatero...

miércoles, 6 de abril de 2011

Adra Verdejo

Me gusta la uva verdejo porque le da un toque particular a los vinos blancos, algo que los aparta de esos sabores excesivamente afrutados de los que suelen pecar muchos blancos y que a Dorami y a mí no nos gustan demasiado.

El otro día, en el AhorraMás, encontré un vino de Rueda, el Adra Verdejo de Bodegas La Soterraña, hecho 100% con uva verdejo, muy baratito, a unos 2,50 euros la botella. Me lo llevé para probarlo y, aunque tampoco es un vino extraordinario, considerando su precio está muy bien. Se lo di a probar a nuestro amigo Iván, que es un tipo que entiende bastante de vinos, y le sorprendió gratamente su relación calidad-precio. Así que es un vino que hay que tendremos en cuenta para guardar unos cuantos en la bodega con los que acompañar un pescadito o un arroz.
Hablando de verdejos, el viernes pasado nos invitaron a cenar en La Orza, un restaurante de aquí, de Toledo, del que os tendremos que hablar en algún momento porque se come estupendamente. Pedimos todos pescado de segundo, así que nos decantamos por un blanco. El metre nos recomendó uno de Viñedos de Nieva, una bodega de Rueda que ha sido comprada recientemente por Martúe. Martúe es una bodega toledana, de La Guardia, de la que ya hablamos en Gatos en Carnaval y cuyos vinos nos gustan especialmente. El vino en cuestión era un Blanco Nieva Pie Franco, que nos pareció exquisito y que hemos que tener también en mente, aunque este para ocasiones más especiales.

lunes, 4 de abril de 2011

Ensalada tibia de espinacas, champiñones y langostinos

Los pasados carnavales estuvimos unos días de vacaciones en Ibiza. En San José estuvimos en un restaurante, El Sol de Siena, en el que, además de comer muy bien, cogimos la idea para este plato: Ensalada tibia de espinacas, champiñones y langostinos. La hemos transformado un poco a nuestro gusto. La original llevaba aguacate, por ejemplo, que a Dorami no le gusta, pero nos parece que nuestra versión no tiene nada que envidiarle en cuanto a sabor a la otra.

Ingredientes:
  • Espinacas frescas
  • Champiñones
  • Langostinos cocidos
  • Pimiento verde
  • Pimiento rojo
  • Cebolla
  • Cayena
  • Vinagre de módena
  • Aceite de oliva
  • Sal
Elaboración:

Ponemos las espinacas troceadas en una ensaladera. Ahora las venden en unas bolsas muy prácticas donde ya te vienen lavadas y cortadas, son las que usamos nosotros normalmente. En una sartén salteamos con un poco de aceite el pimiento verde, el rojo, la cebolla y la cayena. Mientras tanto, pelamos los langostinos cocidos y los cortamos en trozos. Cuando la cebolla empieza a dorarse, echamos los champiñones. Dejamos que se hagan los champiñones y, cuando prácticamente están, echamos los langostinos. Los langostinos están ya cocidos, así que la idea es que solamente se doren un poco en el aceite y el jugo del champiñón para que adquieran un color más apetitoso. Una vez estén dorados los langostinos sacamos la sartén del fuego, quitamos la cayena y volcamos el resto de su contenido sobre las espinacas. Revolvemos, le añadimos un poco de vinagre de módena y sal y revolvemos de nuevo para que se mezclen los sabores. Y ya está. Servidla rápidamente, mientras aún esté tibia.

El sábado, que vinieron a comer nuestros amigos Ana y Jaime, la hicimos y tuvo bastante éxito. Me hubiera gustado sacarle una foto para que vierais como queda pero se me olvidó completamente, así que voy a poner una foto de Natasha Yarovenko (Sigrid en la futura película del Capitán Trueno), que tampoco tiene mal aspecto:

sábado, 2 de abril de 2011

Truchas a la riojana

La primera receta que vamos a colgar en “La culpa fue de Yasmina” será una rescatada de nuestro antiguo blog, “Gatos en Carnaval”: Truchas a la riojana.


Ingredientes: 
  • Truchas
  • Harina (hay una harina especial para rebozar pescado que es con la que mejor quedan)
  • Taquitos de jamón
  • Alcaparras (a Dorami le gusta más con pepinillos agridulces cortados en cuadraditos en vez de las alcaparras)
  • Pimiento colorado (yo los suelo usar de lata)
  • Aceite

Elaboración:
Decidle al pescadero que os limpie las truchas y os saque los dos lomos. Los rebozáis en harina y los freís ligeramente (si vais a comeros el plato inmediatamente después de hacerlo las podéis pasar un poco más). En ese mismo aceite freís también los taquitos de jamón. Una vez que estén hechos los apartáis y volvéis a echar las truchas en la sartén. Sobre ellas colocáis el jamón, las alcaparras y los pimientos cortados en tiras. Le podéis echar el liquidillo que queda en la lata de los pimientos o un poco de agua. Dejáis que haga “chup-chup” durante unos cinco minutos, aproximadamente y… “voila!”: truchas a la riojana.

Este es un plato fácil y rápido, además se puede preparar algunos días antes y calentarlo cuando se vaya a comer. Podéis hacerlo también con otros peces muertos. A mí me gusta con trucha porque el jamón, las alcaparras y el pimiento le dan otro aire a un pescado que es más bien sosaino.

viernes, 1 de abril de 2011

La culpa fue de Yasmina


No sé si lo sabíais pero Dorami y yo somos muy aficionados a cocinar. Es una afición que compartimos con algunos de nuestros amigos, como Yasmina. Yasmina es una gran cocinera y lleva un montón de tiempo diciendo que va a recopilar en un libro todas sus recetas para dárselas a su hijo mayor, que está estudiando fuera de Toledo. Pero su hijo ya está a punto de ser ingeniero y nosotros seguimos esperando el libro de recetas. Así que, ya que parece que no podemos contar con las recetas de Yasmina, Dorami y yo nos hemos planteado recopilar las nuestras. Estábamos pensando en pasarlas al ordenador, ordenarlas y organizarlas, pero yo no tenía muy claro que aplicación usar hasta que, el otro día, se me ocurrió que podíamos utilizar todas esas etiquetitas tan monas y tan prácticas que tienen los blogs para clasificarlas. Este es el origen de “La culpa fue de Yasmina”, un blog en el colgaremos recetas de cocina para poder consultarlas cómodamente y aprovechar así para compartirlas con vosotros y que nos hagáis comentarios y sugerencias sobre ellas.

También pensamos aprovechar el blog para otras cosas relacionadas con la gastronomía. En primer lugar, como una especie de base de datos sobre vinos. A Dorami y a mi nos gusta bastante el vino, aunque hemos de reconocer que no sabemos demasiado sobre el tema. En este blog queremos guardar comentarios sobre vinos que nos han gustado (o que no nos han gustado) como referencia para futuras compras. Además, también publicaremos en el blog nuestras investigaciones sobre el mundo del vino: su elaboración, su cata, su conservación…

En segundo lugar, el hecho de que este blog sea público nos permite compartir información con todos vosotros. Muchos amigos nos preguntan cuando vienen a Toledo sobre sitios para comer, para tapear, para tomar una copa… Estábamos pensando en crear un listado de sitios para hacérselo llegar a aquellos que nos consulten, pero hemos pensado que puede resultar más completo si lo hacemos a través del blog. Y quien dice Toledo, dice también otros lugares. ¿Podría extenderse este blog a nuestros viajes? Podría ser…

Otros temas también tendrán cabida aquí: alimentación, otras bebidas (como la cerveza), comentarios sobre tiendas… O cualquier otra cosa sobre la que nos apetezca escribir, que para algo el blog es nuestro.

Bienvenidos a “La culpa fue de Yasmina” y qué aproveche.