En primer lugar, Feliz Año.
Estas Navidades hemos provado un par de vinos con sensaciones contrarias, así que vamos a comentarlos aquí para acordarnos de ellos.
El primero fue un Payva Crianza 2010, un vino de la denominación de origen Ribera del Guadiana, una denominación con poca fama entre los que no sabemos demasiado de vinos, pero que me parece que está haciendo cosas interesantes. Como su nombre indica es un vino de Bodegas Martínez Paiva, de Almendralejo. Su composición es 80% Tempranillo, 10% Cabernet Sauvignon y 10% Graciano, aunque me figuro que el enólogo irá variando las proporciones de uva según el año.
Según las notas de cata de la bodega, es un vino de "color rojo cereza con bordes rubí. En nariz: Aromas a frambuesas,
cerezas y hojas de tabaco, acompañado de esencias de vainilla. En boca:
sus taninos maduros otorgan a este vino una agradable redondez y
estructura, y sus aromas a mermeladas de frutas, especias y vainillas lo
hacen goloso y atractivo al paladar. Con un recuerdo largo, fresco y
equilibrado tras ser bebido". He encontrado otra cata en la web, en la página sobre crítica gastronómica Verema. En ella uno de sus usuarios más avezados dice: "Color cereza oscuro con borde violáceo. Aromas de mediana intensidad a frutos rojos y negros muy maduros,
toques de sobremaduración, tostados, crema catalana, ahumados y
vainilla. En boca tiene cierta sabrosidad, el paso de boca muy bebible pero con
poca estructura y personalidad, agradable pero flojito, final con
cierta persistencia. Un vino que gusta a mucha gente, ya que parece vino un pelin dulcificado. No voy a entrar en más detalles. Está medianamente 'potable' que es de lo que se trata". Dicho así no parece una buena crítica, pero al final le da un 8,5, que no me parece una mala nota. El caso es que nosotros somos parte de la mucha gente, porque nos gustó mucho.
El segundo del que voy a hablar es el Monólogo Crianza 2013. Lo compré para probarlo porque estaba de oferta en el Supercor. Es un rioja con uva 100% tempranillo de la bodega Solar Viejo de Laguardia, del grupo Feixenet.
Según la bodega "es un vino de toque moderno e informal pero que no deja paso a la indiferencia". Las notas de cata dicen: "Color rojo granate, brillante y de intensidad media. Aroma agradable a cacos, vainilla, torrefactos, coco, pimienta, canela.
Tras leve oxigenación dominan las notas a fruta roja madura. Entrada en boca amable, de gran vitalidad, buena armonía entre alcohol, acidez y estructura. Sensación tánica madura y pulida". Siento discrepar con ellos (bueno, la verdad es que no) pero a nosotros sí nos dejó bastante indiferentes. Nos pareció un vino flojito y poco sabroso.
Hay veces que la primera vez que pruebas un vino no te dice nada (o te gusta) y en ocasiones posteriores cambia totalmente tu opinión sobre él, pero me parece que nosotros no vamos a correr mucho para volver a probar el Monólogo.
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